30.4.09

sigo esperándote

Ella mira fijamente las cartas, y yo a ella.
Da vuelta la última y la pone sobre la mesa,
“y es el amor de tu vida”, sentencia.

Te busco entre cada hombre que llega.
Y te encuentro en el dictamen de una carta.
La que anunció que llegarías, y no dijo cuándo.

Y es la ansiedad la enemiga que combato.
Pero también es el miedo de dejarte pasar,
de no reconocerte, ¿y si ya estás acá?

Ahora cuando la soledad me aprieta,
cuando el pasado se alejó y otra vez sueño.
Pido señales porque sos mi único dueño.

Aún en la ausencia
Aún sin conocerte
Aún con esta inocencia...
Te espero.

24.4.09

escrito

“El corazón es un montón de fibras musculares estriadas. Que el corazón sea eso, significa que es un órgano involuntario, no obedece a la mente. Así el raciocinio se debate en lucha permanente contra las dimensiones de esta gran bomba automática impelente que es el corazón.
Si concientemente he inducido a mi inconciencia a actuar de tal o cual manera, y me quedo en esta inconciencia para no reconocer la verdadera magnitud de los hechos, mi cerebro de confunde, ¿es conciencia o inconciencia? ¿Qué transmitirle al corazón, culpa u olvido? […]
Hace unos años atrás, razonando junto a Hobbes sobre la perversidad mundana, fui alejándome de Rousseau, de teorías del consenso, del alma humana y la vida eterna. Un café con Hobbes en un bar de la ciudad fue mi despedida de la niñez y el primer paso para empezar a crecer. Juro y certifico que preferiría la maldad infantil que la realidad adulta, porque antes los hechos que se amparaban en el inconsciente ahora no los puedo defender racionalmente con la conciencia. Así lo hubiera preferido. Así como no fue y jamás será.”

20.4.09