30.4.11

hilacha

Esta mañana te vi desde lejos sentado en una esquina del barrio llamado Perecedero
Tenías la mirada fija en un punto que yo no veía desde que transito la calle llamada Olvido
Y ahora verte, aún a la distancia, me ha dejado en la rotonda llamada Desconcierto

El traje que nos poníamos cada vez se fue deshilachando con la pobreza de compromiso
Nos vestíamos de pasión desde lo excitante de un plan prohibido y peligroso
Y la negligencia fue tirando de la hilacha que hizo desaparecer hasta la última fibra

Al principio rehabilitamos el corazón de la rutina, del cansancio, del olvido para maravillarnos
Después, con la gimnasia de los encuentros fuimos fortificando los músculos y creciendo
Hasta que la fantasía sufrió un esguince y se nos murió cuando envejecimos en amor

Ahora que te veo, desde lejos y sin que el ritmo cardíaco se altere o los ojos se iluminen
Tengo la certeza de que si las relaciones no se reinventan fallecen como hojas de otoño
Y daré la vuelta a la rotonda, pasaré por la esquina, te saludaré y continuaré en mi dirección.

27.4.11

aeropuertos y hospitales (fragmento)

¿De qué se disfraza la espera? Es paradójico que lo que significa estar detenido en el tiempo, movilice tanto (…) La espera invade el tiempo, lo paraliza y toma el cuerpo. Y desde otro lado salen las energías, las expectativas buscando un giro que calme la ansiedad, el miedo de que eso jamás llegue o de lo que viene, lo incierto haciéndonos vibrar en espiral. Y nosotros estamos ahí, en una silla pública y común que sostiene todas las extremidades moviéndose: una sala de espera. Es ahí donde se dirime el futuro.

3.4.11

accesorios

Mamá, papá, hermanos y el resto de la familia; mis amigas de siempre y alguna que otra profe del cole, sin contar a la vecina madraza. Todos ellos han hecho de mí un objeto estable en el medio de un cristal indestructible. Pero los que viven de envidias, los jefes y los infieles se me volvieron enemigos tratando de derribar a huevazos el muro invisible.

Quedé herida de guerra entre tanto zangoloteo hasta que un equipo de llamados profesionales terapéuticos trabajaron duro para construir una silla de ruedas. ¡La puta que demoraron! Fueron muchos años y en uno casi me pierden.

Ahora que cada tanto salgo a correr para mover los músculos acalambrados de tanto estar ahí quietecitos, o que a veces me traen en muletas, ahora, es que me dedico yo también a fabricar de vez en cuando algunas sillas de ruedas. Pero sólo a personas que me atraen por un motivo que puede ser tan razonable como fortuito. Entonces me detuve un rato en vos, al menos un ratito dejame sentir que hice algo de lo que vos hiciste por mí.

palabras

Lo que sucede es que he aprendido a tragar saliva para no hablar, a fingir papeles protagónicos, a darme por vencida ante corazones mañeros, a apartarme de las fantasías. Pero lo cierto es que no he sabido, no he podido y no he querido, vivir sin las palabras, sin escribir. Simplemente, porque no lo he aprendido.

el rulo rebelde (fragmento)

Eso que queremos ocultar. Eso que queremos dejar de mostrar o, por lo menos, eso que queremos que los demás no vean. Eso que no queremos pero que está ahí siempre, intacto. Porque lo que es ajeno, desaparece en algún momento. Pero lo que es propio, se lleva para siempre, como un sello de lo que jamás podremos dejar de ser.