20.2.13

pseudónimo

- Hace un tiempo dejaron de gustarme los misterios y creo que si me decís quién sos, podríamos ser grandes amigos.
- Lo siento, no puedo decírtelo. Como vos prefieras.
- Prefiero las personas valientes...y mucho más, las transparentes.
- ¿Existe algún punto intermedio entre mi nombre y lo que para vos sea suficiente con respecto a mi identidad?
- ¿Es que tanto me necesitás?
- En la misma proporción en que te extraño.
- ¿Y por qué me dejaste ir?
- Porque me enamoré de vos.
- ¿Y me lo dijiste?
- De todas las maneras…
- Menos de esta, porque no recuerdo a alguien diciéndomelo.
- Es que no sos para cualquiera.
- ¿Vos sos cualquiera?
- Desde que te conocí, estoy convenciéndome de que sí.
- ¿Por qué lo decís?
- Una vez me recomendaron que no me acercara a vos.
- ¿Las relaciones se recomiendan? Mirá vos, no lo sabía. Y qué lástima, capaz me hubiese ahorrado tantos momentos…
- Es que es fácil enamorarse de vos, pero poder seguirte…
- ¿Ves? Momentos como este me hubiese evitado. No quiero escucharte más.
- No me cortes, no fue fácil encontrarte.
- Se parecen tanto…vos como todo el resto, enamorarse es fácil, olvidar difícil y romper la paciencia se vuelve un ejercicio cotidiano, como si fuese mi culpa…
- Sí, hiciste. Porque ser así ya te hace culpable.
- La culpa hace rodar al mundo… y no tengo ganas de dar vueltas.
- Vos hacés dar vueltas a los que te conocen.
- No. Cursilerías baratas después de las cachetadas, no.
- Es que disfrutás la intensidad, pero nada se compara con la mía…
- Seguís siendo el mismo…no has cambiado en nada…
- ¡Pero cómo! ¿Entonces sabés quién soy?
- ¿Te asusta?
- No. Me sorprende... por el gran juego que estás desplegando.
- Perdón que te lo recuerde pero este juego lo empezaste vos.
- ¿Quién de los dos comenzó con este juego? ¿Quién de los dos lo va terminar?

15.2.13

viciosos

Imaginate que hoy  tampoco querés volver a verme, como si fuera otra de esas veces en donde jurás que ni tanto amor alcanza para soportar mis delirios bipolares.

Pensá que no vamos a hablar por mucho tiempo, y que vas a sentirte libre. Quizás te asfixié con mi veneno adictivo y es mejor estar solo.

Pero si la abstinencia pierde una batalla más y decidís llamar, cuando pasen horas sin respuesta pensá que es como otras veces, que mi orgullo es pendenciero hasta con el amor.

Y cuando llegues a casa, abras la puerta y no responda a tus llamados, asegurate que es otra de esas veces en donde la locura me sobrepasó.

Imaginate entonces que estoy realmente descansando, que los sueños también están durmiendo. Pero no imagines mi amor, aún cuando mi corazón esté silencioso, que he dejado de amarte.