26.11.13

rupturas

Abandonaste el barco en medio del naufragio
Parecías volar sin timón más que navegar
Algunas relaciones dan libertad y otras hunden
Te acobardaste y me quedé sin capitán
Las matemáticas no son perfectas
A veces se restan las sumas
De dos pasamos a ser uno
Y cada cual con su cuenta

25.11.13

Palabras compartidas

1 ejemplar de ‪#‎400Días‬ + 1 ejemplar de ‪#‎Ciclotimias‬ a $100. Para tenerlos, comunicarse a luisa.maria.ahumada@gmail.com

21.11.13

Visita obsesiva

Anoche vino a visitarme, nos quedamos hasta tarde, conversando sobre el asunto. Ese asunto. Buscamos juntos las respuestas que no existen, planificamos posibles soluciones ante crisis inminentes y, lo más entretenido, diseñamos escenarios con posibles actores y desenlaces diversos. Pensamos hasta que nos cansamos y nos fuimos a acostar, pero incluso ahí, en la cama, nos enroscamos. Dimos vueltas sobre ese colchón añejo, situado al frente de una imagen desteñida de nosotros dos, como actúan dos amantes que aún sabiendo que se hacen mal, continúan dándose besos poco saludables pero analgésicos. Así, hasta que nos quedamos dormidos, él y yo.

Hoy a la mañana despertamos juntos, desayunamos y salimos a la vida. Hice las tareas de siempre, pero junto a él. Fue una rutina extraña, porque sin dejar de hacer nada, cumpliendo mis obligaciones al ritmo de un día cualquiera, él estuvo ahí, acompañándome. A la tarde decidimos dar un paseo, imaginando que quizás, podríamos engañarnos, otra vez. Creímos que sería posible desviar la atención pero aún así, terminamos de nuevo, enredados, confundidos, agobiados. Como si el encuentro, otra vez y después de tanto tiempo, sembrara de vuelta una explosión en la mente. Y desde ahí, se expande haciendo eco por mi cuerpo.

Anoche vino a visitarme un pensamiento. Un pensamiento reiterativo sobre eso que quizás será, una idea que ya casi no me hablaba, que había logrado silenciar. Y se ha quedado durante todo el día conmigo. Parece que le gusto, parece que lo alimento, que se siente mimado con mi rumeo recurrente y que nadie ha sabido ser tan buena anfitriona.

Pero no te quiero acá pensamiento, no quiero que te quedes más. Sí quiero eso que deseo, la idea genuina que esconde mis ganas de que ese sueño, ese que tanto anhelo, al fin suceda. Pero a vos, visita obsesiva e insistente, no sólo que no te quiero, sino que no te necesito. Me hacés daño. Aun cuando a partir de vos he aprendido a planificar tantos resultados posibles como letras del abecedario (Plan A. Plan B. Plan C... y hasta la Z). Aun cuando por tu insistencia he desarrollado habilidades sociales impensadas para mi carácter intolerante y mi falta de entrenamiento con la ansiedad, que siempre veloz, domina mi capacidad de espera. Aun cuando sos el resultado de un deseo, a vos, pensamiento, que lamés hambriento mi mente, te pido que me dejes libre.

Anoche viniste a visitarme y te quedaste conmigo durante todo el día. Y ahora, esta noche, quiero dormir sola sin vos, pensamiento. Voy a abrirte la puerta, con dolor claro, en el fondo sos mío, un amante pasional resultado de un deseo legítimo. Pero tengo que dejarte ir, para que haya lugar cuando después de vos, venga la acción.

Soliloquio I